Acusan de terroristas a los falsos mapuches

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La gobernadora Arabela Carreras, presentó una denuncia por terrorismo y le exigió al ministro Aníbal Fernández que envíe fuerzas federales para custodiar la vida y la obra de los habitantes de Río Negro.

Esta madrugada, tres criminales encapuchados amenazaron de muerte al cuidador, maniataron a dos personas más e incendiaron dos máquinas carísimas y las instalaciones del campamento de Vialidad. Dejaron panfletos de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) que apuntaban contra la jefa del gobierno provincial y a personal de la justicia.   

Patricia Bullrich respaldó a Carreras y también calificó de “terroristas” que el estado nacional “apaña” porque “está de parte de ellos”. La presidenta del PRO que como ministro fue durísima con estos grupos nefastos agregó que “el estado no puede ser poliladron ni estar del lado de la violencia”.

Bullrich fue taxativa. “En esto no hay grises: estas del lado de los terroristas o del estado de derecho”.

Miguel Ángel Pichetto es otro de los  dirigentes políticos  que denuncia con mayor contundencia la peligrosa multiplicación de los delitos cometidos por los falsos mapuches. Florencia Arietto no se queda atrás. Pero Pichetto aseguró que “estos grupos de autodenominados mapuches, no creen en la patria, no cantan el himno nacional y están asesorados por Montoneros como Roberto Cirilo Perdía. Son estructuras insurgentes que tienen la complicidad de parte del gobierno”.

También le prendieron fuego a las oficinas del Centro de Información Turística de El Bolsón, que ni siquiera había sido inaugurado.

Además usurparon dos terrenos ubicados en el paraje Cuesta del Ternero. Entre los delincuentes estaba Romina Jones, hermana de Facundo Jones Huala que desde la cárcel en Chile les pidió a sus combatientes que desarrollaran una guerra de fuego contra el “huinca”, es decir, contra cualquier persona que no sea mapuche.

Esos fanáticos conspiran contra la soberanía nacional y no tienen nada que ver con el pueblo mapuche noble, pacífico e integrado. La metodología que utilizan es delirante. Producen incendios, vandalizan todo lo que encuentran y atacan con palizas y guerra de piedras y palos a aquellos que se resisten. En algunos casos, también utilizaron armas de fuego. Se disfrazan de justicieros ideológicos y por eso, desconocen la ley y la bandera argentina. Quieren fundar una Nación Mapuche dentro de nuestro territorio. Aunque parezca mentira, tienen el apoyo incondicional de las autoridades cristinistas. Siempre del lado de los victimarios. Los vecinos, viven con miedo a las represalias y a que espanten al turismo que es una de las principales fuentes de ingresos para esa región.

Diego Frutos, uno de los habitantes que fue atacado con mayor crueldad, denunció la destrucción total de lo que fue la Escuela de Guardaparques.

En las paredes, pintaron con aerosol su consigna mentirosa: “las tierras robadas, serán recuperadas”. En realidad, los ladrones son ellos.

La abogada Florencia Arietto pudo registrar lo que hicieron en el campamento Ruca Lauquen del Colegio San José. Ese lugar, alguna vez sirvió para que se alojaran los alumnos pero también, para que chicos humildes conocieran la nieve. Hoy lo han convertido en una montaña de chapas y ladrillos. Parece que lo hubieran bombardeado.

Cristina y su militancia más fiel, los consideran poco menos que revolucionarios y por eso, los asisten legalmente y los ayudan a que ocupen tierras, incluso las del Parque Nacional Nahuel Huapi. Son violadores seriales de la ley, que se sienten impunes y por eso, destruyen todo y no construyen nada.

Esta verdadera pandemia de usurpaciones y destrucción se está produciendo en la zona cordillerana que va desde Villa Pehuenia hasta Esquel y afecta a tres provincias: Neuquén, Rio Negro y Chubut.

Es cierto que estamos ocupados con la hecatombe de la economía, el fracaso sanitario, la inseguridad galopante y las elecciones que se vienen. Pero acá está ocurriendo algo de extrema gravedad institucional y no podemos mirar para otro lado.

Estamos hablando de los soldados de Jones Huala. Hace unos meses, la Corte Suprema de Chile le negó la libertad condicional. Después que Argentina lo extraditó por pedido de la presidenta socialista Michelle Bachellet, la justicia de ese país lo condenó a 9 años de prisión por los incendios que produjo y por posesión ilegal de armas caseras.

Cuando estuvo en la cárcel de Esquel definió sus objetivos. La arenga extremista de Jones Huala fue la siguiente: “Nuestro enemigo a destruir es el huinca capitalista” Le recuerdo que Huinca significa “hombre blanco” o extranjero o “no mapuche”.

Mientras un grupo de sus seguidores reventaba a pedradas y palazos a las fuerzas de seguridad que solo ponían sus escudos para defenderse, Huala los incitaba a la violencia colectiva. Les gritó que “por la dignidad de nuestros antepasados hagan lo que tienen que hacer porque no vamos a dialogar más con esta basura asesina, con estos racistas opresores, que les chupan las medias a los gringos y a las multinacionales, a la Sociedad Rural, a.

¿Y qué es lo que tienen que hacer además de lapidar y apalear policías y gendarmes? Lo dijo el mismo sin ningún tipo de disimulo. Les exigió “piedra y fuego contra la opresión” y que se defiendan “con todo lo que tengan a mano”. Pero lo más sustancioso, llegó al final: gritó desaforado, “viva la RAM, viva la autodefensa y el sabotaje, hasta la victoria, hasta vencer o morir”.

Frente a la confesión de partes, relevo de pruebas. Solito, con sus palabras, se muestra fuera del sistema y de las leyes de la paz y la convivencia. La táctica foquista de estos grupos tiene el apoyo de cierta izquierda delirante, del kirchnerismo lumpen y de la iglesia de Juan Grabois. Entre los dirigentes que más le hacen el aguante hay que anotar a Carlos Zannini,  Horacio Piegragalla y Magdalena Odarda y Juan Cabandié,  entre otros.

De hecho en su momento, la actual

ministra Elizabeth Gómez Alcorta, fue una de las abogadas de Jones Huala. También lo fue de Milagro Sala y de Quebracho. Más claro, imposible. Más delincuentes violentos que mapuches. Más usurpadores que revolucionarios.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre