No diga Alberto, diga Fidel Castro

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La sobreactuación de Alberto Fernández para parecerse a Néstor y amigarse con Cristina lo lleva a lugares bizarros. Al que vendían como moderado, el mismo Alberto que pasó por la derecha nacionalista, el menemismo y el cavallismo, resulta que ahora se transformó en un castrista de la primera hora. Defiende la dictadura cubana a capa y espada. Ruega reunirse con Biden, pero le prometió a los tiranos de la región, que le va a decir en la cara al presidente de Estados Unidos que están discriminando a Maduro, Díaz Canel y Ortega. Veremos si finalmente viaja a la Cumbre de los Angeles y si cumple con convertirse en vocero de los países que más violan los derechos humanos y las instituciones democráticas.

Por un lado, es incomprensible que este populista conservador y reaccionario de Alberto, exprese apoyo a variantes del marxismo leninismo cubano o al maoísmo capitalista del Partido Comunista de China. Pero por otro lado, se confirma que la necesidad tiene cara de hereje.

Su política exterior es un cambalache igual que la mayoría de sus decisiones.

Provoca risa imaginar a Alberto con los barbudos de Fidel o con los soldados de Mao.

Pero es trágico que este presidente sin poder nos haga pasar semejante papelón internacional. Ya estamos acostumbrados a que en la Argentina, Alberto elija los peores modelos: Gildo Insfrán como gobernador, Hugo Moyano como sindicalista. Pero a esta altura de la historia, quedar pegado a esos regímenes jurásicos que sojuzgan y persiguen a sus pueblos, es humillante.

De Venezuela y Nicaragua ya conocemos las peores cosas. Miseria, censura, tortura, presos políticos.

Pero Cuba, está pasando hoy por el  momento más feroz de la represión en los últimos 20 años. Lo aseguró en La Nación, el columnista Andrés Oppenheimer. La entidad defensora de los derechos humanos, Human Rights Watch confirma que hay más de 1.000 presos políticos en la isla y que alrededor de 700 fueron detenidos durante las históricas protestas pacíficas y masivas del 11 de julio. En los últimos 7 meses huyeron de su país 115 mil cubanos. La dictadura de los hermanos Castro que hoy lidera Díaz Canel, está por condenar a dos artista maravillosos que ya están presos por manifestarse en las calles y cantar ese himno de la libertad llamado “Patria y Vida”. Hablo de Luis Manuel Moreno Alcántara, fundador del movimiento opositor San Isidro y del cantante y compositor Maikel Osorbo Castillo, quien es coautor y entona esa canción que marcó un antes y un después en la lucha contra los criminales del uniforme verde oliva y las metralletas rusas.

Los fiscales pidieron 7 años de prisión para Otero Alcántara y 10 años para Maykel. Son dos emblemas de la resistencia popular. Son talentosos. Están y seguirán presos por cantar, por protestar sin tirar una sola piedra. Solo disparan ideas y reclamos.

Los organismos de derechos humanos colonizados por Cristina no dicen una palabra. Los artistas y cantantes argentinos presuntamente populares, que siempre levantan la voz, ahora se quedaron mudos. Son caraduras y traidores. Se quejan de Bolsonaro o de Trump y está bien. Pero callan y otorgan frente a las violaciones de los países que ellos admiran. La doble vara les quita toda credibilidad. Son chantas. Oportunistas.

En Cuba, les cortan internet a los que publiquen noticias falsas. ¿Quién dice que noticia es falsa y cual es cierta? El gobierno de los burócratas y los generales corruptos? Sigue vigente aquel cantito nefasto: “Al que asome la cabeza, Fidel/ duro con él”.

Y Alberto va a poner la cara para defender a estos asesinos. Es incomprensible. Instala a la Argentina en el eje del mal.

La gran mayoría de los argentinos y sus partidos políticos deberían hacer una solicitada que diga: “En nuestro nombre no, Alberto”.

Desde Alfonsín para acá, este país tiene como activo de todos la defensa irrestricta de los derechos humanos. No importa quién sea la víctima o el victimario. No importa si son adoradores de Pinochet o de Fidel Castro. Los criminales son criminales más allá de las ideas.

¿Los progres argentinos que se niegan a ver esa realidad, no se preguntan porque el pueblo venezolano o cubano, se escapa de esos países? ¿O creerán que son todos agentes de la CIA?

La Cuba que está pariendo la democracia tiene un himno que los arenga: “No más mentiras/ Mi pueblo pide más libertad, no más doctrinas/ Ya no gritamos patria o muerte/ sino patria y vida. /Y empezar a construir lo que soñamos/ lo que destruyeron con sus manos/ que no siga corriendo la sangre/ por querer pensar diferente/¿Quién les dijo que Cuba es de ustedes?/ Si mi Cuba es de toda mi gente/.

  • El pueblo se cansó de estar aguantando/ un nuevo amanecer estamos esperando.
  • Ya se acabó, ya se acabó/ no tenemos miedo/ se acabó el engaño/ 62 años haciendo daño.
  • Publicidad de un paraíso en Varadero/ mientras las madres lloran a sus hijos que se fueron.

La fuerza bruta de la dictadura castiga con abusos sexuales, la homofobia que confina y persigue a los gays o las coimas que hay que pagar para conseguir una ambulancia o un pedazo de carne. Cristina ama a esa dictadura. Allí se refugió un tiempo en las casas VIP de La Habana junto a su hija Florencia. Alberto está a punto de congelarse en el ridículo, bancando a los totalitarios de La Habana. Solo le falta ponerse el uniforme, la barba y la barba de Fidel.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre